EL JUICIO POR EL NEGRITO AVELLANEDA
Los represores imputados en el juicio por el asesinato de Floreal “Negrito” Avellaneda y el secuestro de su madre, Iris Pereyra, sostuvieron que libraron una “guerra contra la subversión” y que la desaparición de personas fue parte de la metodología represiva. “Me siento como Alan Ladd en A la hora señalada”, dijo el capitán César Fragni, confundiendo al protagonista de aquella película que, en realidad, fue Gary Cooper. Y agregó: “Participé en dos guerras, la de Malvinas y contra la subversión”. A su turno, el capitán Raúl Harsich contó que tenía una prima de nombre Cristina, militante del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo), que fue secuestrada en Rosario y que continúa desaparecida. Dijo que su padre militar no había podido conocer el destino de su hija.
El policía Alberto Aneto volvió a insistir en su inocencia tratando de incriminar a sus colegas de la comisaría de Munro, Walter Polidori y Jorge Said, entre otros, y atacando la memoria de Julio Viaggio, el abogado fallecido en 2004 que inició el hábeas corpus de Iris Pereyra y logró la identificación del cadáver de su hijo, el Negrito Floreal, de 15 años.
El defensor Juan Carlos Tripaldi pidió que los médicos retiraran al represor Fernando Verplätsen por estar en malas condiciones físicas y psíquicas. Su colega, Carlos Palermo, se desdijo de haber justificado la tortura con citas del jurista Günter Jakobs, del que dijo que no le gusta “ni que se enseñe en la facultad”. Y, como había hecho Tripaldi, intentó desmerecer el testimonio del cabo Víctor Ibáñez, que declaró que vio a las víctimas en Campo de Mayo. Palermo reiteró que no había constancias de que Iris Pereyra haya sido torturada y se permitió afirmar que “quienes son torturados son mis defendidos Riveros, Verplätsen, García, Fragni y Harsich” por su “detención ilegal”.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario